miércoles, 30 de marzo de 2011

Lontananza

Ella andaba meditabunda, como uno de esos tantos días, en los que la vida le pasaba y le transpasaba, en los que creía que sus límites se acotaban, que sus revoluciones eran superiores al giro del disco, en los que todo lo podía hacer y nada veía que ocurría. Era uno de esos días en los que el amparo de una conversación llena de paradojas, de aforismos de andar por casa, de realidades, de mentiras que se quieren que se descubran, de complicidades usadas y creadas, sería su deseo y necesidad.

Pero allí estaba ella, en su mecedora, a la luminaria de una vela, escuchando una música de fondo que le permitía ahondar más en su desorden emocional y vital, apoyándose en los efectos de una cerveza fría y mirando a lo lejos, ella que es poética hubiera dicho lontananza, para saber que ese horizonte es el suyo, pero que si gira la cabeza verá otra lontananza, horizonte, confín....diferente, pero que también puede ser el suyo, todo es cuestión de decidir dónde mirar.

Un mundo raro


No sé llorar, no entiendo de amor y nunca he amado.






lunes, 28 de marzo de 2011

¿Un café?

- ¿Quieres un café?
- Vale
(5 minutos más tarde)
- Aquí lo tienes.
- ¿Cómo lo has hecho?
- Cortado largo de café, con azúcar y leche caliente.
- ¿Cortado largo de café, con azúcar y leche caliente?
- Sí, se que te encanta así.
- ¿Me encanta?. Ya no, nunca  más lo bebo así.
- ¿Qué ha pasado?
- Que las cosas cambian, el tiempo está en continuo movimiento, que yo cambio, qué tu sigues parado, que nuestra relación ya no es la misma, que ya no nos conocemos. Y que bebo el café sólo, sin azúcar y con hielo.

Enumeración de una vida


El alma inquieta, la mente desestructurada, la ilusión constante, la mirada activa, el cuerpo caliente, los sueños dispersos, las palabras directas, la soledad buscada, los besos regalados, la compañía temida, los pensamientos convulsos, el cariño ansiado, la letra confusa, el amor no hallado, el sexo abrupto, las caricias robadas , la conversación difusa, los ratos de hastío, los momentos contigo.

domingo, 27 de marzo de 2011

Momentos singulares y repetibles

Eva me llamó.

Vino, se encendió un cigarro, le preparé un café y dejamos que los segundos se agolparan alrededor de los secretos siempre contados, que los minutos se pelearan entre palabras de ilusión y sílabas unidas de esperanza, que las frases no dichas, pero sabidas, dieron pasó a una sucesión incontable de horas.

El mundo se había parado, las batutas de la orquesta eran nuestras. ¡Vamos a hacer que toquen "Cuadros para una Exposición" de Mussorgsky!, ¡vamos a hacer que este momento, sea siempre repetido!.

viernes, 25 de marzo de 2011

El vendaval

Pedro se agachó y recogió los trozos de cristales desparramados por el suelo. Es curioso  como el cristal templado es capaz de destemplarse en una infinidad de pedazos con formas similares pero nunca idénticas, un puzzle imposible de reconstruir, una vida difícil de combinar, en la que sobra esta parte, en la que no encaja aquel fragmento, en la que no se encuentra la pieza cable para continuar.

El vendaval había sido más fuerte de lo que esperaba. Empezó con una ligera brisa, sólo molesta para su cotidianidad, pero solucionable con pequeñas destrezas domésticas; más gomina en su pelo (aunque la odiaba), paseos sujetando su gorro (lo que le impedía fumar) y no quedar en la terraza del bar de Pascual, ni en el bar de Pascual (era un bar-terraza) .

Pero el anticiclón estaba más sediento, y la brisa se convirtió en rachas de aire fuerte (según escuchó Pedro decir a la señora del tiempo). Todo empezó a ser más complicado. La gomina ya no hacía efecto, el gorro volaba desde su cabeza en busca de otras nuevas y el viento se había llevado al bar-terraza de Pascual. La única forma de no sentirse molesto, era estar en su casa, bajo la protección de un techo que sentía suyo y de unas paredes que parecían construidas para aislarle del viento exterior.

Pedro se agachó y recogió los trozos de cristales desparramados por el suelo. Es curioso como una brisa, se convierte en rachas de aire fuerte y acaba siendo un vendaval incontrolado, se dijo Pedro así mismo y continúo. Quizá, me debería haber dado cuenta que la molestia de la brisa, la incomodidad de las rachas de aire fuerte, podían confluir en un vendaval incontrolable, que haría pedazos lo que tengo. Lo bueno, que cuando algo se ha roto y no se puede arreglar, es que ya no tienes que justificar que te guste y puedes seguir adelante. Pedro susurro esta última parte (quizá para hacerla más íntima) con un gesto de tranquilad, y cogió una bolsa de basura donde metió su bote de gomina, su gorro y los cristales destemplados (antes templados) de ese puzzle que era imposible de redefinir.

 Lo tenía claro, estaban rotos y no le gustaban.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Nunca....siempre

- Nunca vienes...siempre estás.

- Nunca siento....siempre miento.

- Nunca te miro...siempre te observo.

- Nunca te llamo...siempre te espero.

- Nunca respondo...siempre pregunto.

- Nunca me engaño....siempre lo hago.

- Nunca me muestro....siempre me escondo.

- Nunca soy otra...siempre soy yo.

martes, 22 de marzo de 2011

Cuando....

- Cuando espero y desespero de lo que encuentro.

- Cuando sueño, me recreo en la ilusión y me despierto con el desencanto.

- Cuando tú no estás. 

- Cuando tú si estás.

- Cuando el día se acaba, la noche acude y el alma habla.

- Cuando el sol brilla fuera y tienes frío dentro.

- Cuando me masturbo y lloró después.

- Cuando me hablas, me cuentas, me escuchas, me preguntas.

- Cuando río, sólo río, sólo río porque sí.

- Cuando pienso en lo que tuvimos, tú te fuiste, yo me quedé. Tú estás ahí, yo estoy aquí. Juntas en el alma, separadas en la distancia. Viviendo vidas ya no compartidas.

- Cuando viajábamos sin rumbo fijo, sólo cogiendo el primer tren que llegaba al andén.

- Cuando tu sonrisa desequilibra mi cuerpo.

- Cuando lloro porque soy feliz.

- Cuando río porque estoy triste.

- Cuando vivo......

lunes, 21 de marzo de 2011

Contigo y sin tí

- ¿Tienes algo que hacer?
- ¿Por?
- Es para que nos acostemos.
- ¿Para que tengamos sexo?
- No, para que nos acostemos.
- ¿Para que follemos?
- No, para que nos acostemos.
- ¿Para que?
- Para dormir y tener sueños eróticos.
- Entonces sí que tengo algo que hacer, acuéstate tú, no me necesitas.

La excursión

Cogió veinte euros, un paquete de chicles de menta, las manos en los bolsillos y la tristeza como compañera de viaje. Se compró un billete de tren con destino a Maidanda, se metió un chicle a la boca, recogió los cuatro euros y veinte centavos que correspondían a las vueltas y dejó las manos en los bolsillos.

Tres horas más tardes, había llegado a Maidanda. Sacó la mano del bolsillo y tiró el chicle que había tenido en la boca jugando en el trayecto. A la vuelta al bolsillo, se topó con los cuatro euros y veinte centavos, miró alrededor, sabía lo que iba a encontrar....nada. Maidanda era un pueblo fantasma, abandonado y errático. Y la miró a ella cara a cara.

-Mira, te dejo cuatro euros y veinte centavos, por si necesitas coger un tren. También toma el paquete de chicles, sólo he comido uno, la espera puede ser aburrida, a veces. Por cierto, no sé si te has dado cuenta, pero no quiero que vuelvas.

Se metió las manos en los bolsillos y se marchó, dejando los cuatro euros y veinte centavos y los chicles  en la mano de la tristeza. Esta no podía meterse las manos en los bolsillo.

Adiós

Surgió en el segundo día con Félix Romeo un ejercicio a realizar. Félix Romeo es un escritor zaragozano con un halo muy interesante y una mirada de no implicación personal con nadie, al hablarle te muestra una evasión del contacto personal que no quiere esconder (o quizá era sólo con los mundanos estudiantes del taller de escritura). Hablar con él, me hacía sentir vacío, siempre me pasa cuando comparto palabras con gente que no me quiere contar.

Volviendo al ejercicio, había que escribir de forma libre, sin reglas prediseñadas un crimen. Durante el fin de semana de convivencia con los compañeros surgieron frases y guiños internos que resultan menos atractivos desde fuera. Sólo para que sirva de aclaración, los checos tienen una tradición que es quitarse los zapatos antes de suicidarse, como símbolo que lo hacen conscientemente .

Aquí el texto, sin correciones post-taller y ausente de calidad:

"Todo comenzó cuando Félix propuso el nuevo tema del ejercicio, “Quiero que escribáis un crimen, no hay límite de palabras por frase”.

Fue extraño, empecé a recibir todos los pensamientos de mis compañeros (creo que la conversación de la hipnosis con Verónica de ayer se anidó en mi subconsciente).

Rosario escribía velozmente en el ordenador, el boli de Marta volaba sobre el papel, María Ángeles dejó de sentir frío, se quitó el abrigo. Carlos acaba de unir unas bonitas palabras que sentenciaban el asesinato de una mujer hermosa. Rosa tenía las manos manchadas de sangre. Octaviano dudaba entre usar un crampón o dos, para rematar el cuerpo ya sin vida del protagonista de su historia. Decidido, dos, uno en casa mano.

Las ideas, las palabras, las frases, la sangre seguían agolpándose en mi cerebro, ¿quién estaba vestida de uniforme de marinera ideando una venganza cruel?, ¿quién se había ido a Illinois a matar a un pobre campesino?

El flujo aumentaba, notaba más violencia, más odio… Lucy lo ha acabado, sí ha matado a su exnovio japonés, tenía dudas al principio….Javier ha atado una soga con un perfecto nudo en el cuello de Andrés, el “muerto” de su relato.

¿Cómo pudo seguir aumentando la tensión? Ya no discernía entre tanto dolor. Sí, tengo miedo. ¿Qué hora era?, la una y treinta. Creo que no resisto hasta las dos, enloquezco. Me voy a quitar los zapatos, como si fuera checa, será rápido….una pastillita hecha en mi laboratorio.

En el móvil pone Carmelo, es mi padre, llamar a él, mi madre siempre ha sido más débil."

miércoles, 16 de marzo de 2011

Cuestión de Olfato

Andaba yo por el taller de escritura al que frecuento por la cerveza que me tomo después acompañada de una agradable tertulia, y ha surgido el tema del olfato. Después de pasar por la "Magdalena de Proust", llegar a John Banville en su libro el Mar y acabar con el consagrado Perfumista, hemos hecho un ejercicio sobre esta temática.

La inspiración no estaba cerca de mí hoy, pero aquí lo tenéis, sin retoques post-taller:

"¿Todo huele?

Mi madre huele a seguridad.

Mi padre emana amor.

Antonia, mi hermana, huele a chocolate y tartitas de sartén.

Luis, mi hermano, me recuerda el olor de la hierba mojada y de una pelota de plástico.

Luisa, mi amiga de la infancia, me trae el olor a libros nuevos.

Antonio, ya no me huele, sólo me produce hedor.

Ana me evoca el olor de un gintonic con su naranja recien exprimida.

Mi vecina del segundo huele a col de las tres de la tarde de un sábado.

Cris, destila apetito carnal y sabores que había olvidado.

La habitación en la que no duermo me recuerda el olor de la melancolía, húmedo y punzante.

Pepa, Eva, Lara y Raúl me huelen a cebada destilada y a largas noches de viernes.

La peluquería de mi barrio me brinda olores de laca de 80 pesetas y agua oxigenada.

La tienda de encurtidos del mercado, donde acompañaba a mi madre de niña, sigue oliendo a vinagre y ácido.

Vosotros, apestáis a letras, palabras y frases que me embelesan.

Sí, todo huele, pero....¿a qué huelo yo?"

La indeterminación

-¿Vamos?.
- No sé.
- Vale, me voy yo.
- No, espera. Puede que me vaya contigo.
- ¿Puede?. Yo no puede que me vaya, me voy.
- ¿Qué prisa tienes?
- No es prisa, ya está decidido, me voy. Si me voy, no me puedo quedar, son antónimos.
- Nunca te entiendo.
- Por eso te quedas.

Yo soy otra ella

Ella quería casarse, creía que le faltaba ese apéndice para ser feliz o sentía que lo necesitaba, ¿creer y necesitar son amigos?.

 Ella se lo comentaba frecuentemente a otra ella. Otra ella no le entendía, otra ella era esclava de su libertad y lo sabía.

Aquella ella conocía a otra ella, y había oído hablar de ella, a través de otra ella. Aquella ella se casó y se cansó por el camino.

Siempre he pensado que era curioso ver como ella quería ser aquella ella aunque no sabía que vivía como otra ella, mientras que otra ella vivía limitada en su continua esclavitud de libertad, ¿no era eso como un matrimonio?, ¿un compromiso?. Paradójicamente, quizá otra ella era más aquella ella de lo que se pensaba.

martes, 15 de marzo de 2011

Me quieres, no te quiero, le quiero, no me quiere

- ¿Me quieres?
- ¿Por qué te iba a querer?
- Porque yo te quiero.
- Yo quiero a otro.
- ¿Por qué?
- Porque él no me quiere

lunes, 14 de marzo de 2011

La alquimia

El alquimista buscando su panacea del disolvente universal, aquel que todo lo disolviera, el que todo lo transforma. No habría límites. ¿Os imagináis?. La perfección conseguida, la destrucción a placer. Pero, ¿se podría conseguir la recuperación?, ¿existiría el anti-disolvente universal?, ¿la vuelta a la creación?, ¿la recuperación de lo que existía y no queríamos antes pero ahora sí?.

domingo, 6 de marzo de 2011

La Calle

Ella venía deambulando, eran las cuatro de la mañana, una noche más que pasaría al grupo de las "noches más". Hacía tiempo que no se dejaba perder en la noche, o ¿era la noche la que no quería caminar a su lado?. Paró para encenderse un cigarro antes llegar a su casa, el cigarro de los cinco minutos, por un momento rompió el ritmico caminar, tomó la primera calada y miro a su alrededor....el bar de Juan, el quiosco de Don Antonio, la tienda de bicicletas, el banco donde besó a Alfredo.

Se acercó el cigarro para echar su segunda calada, pero su brazo se quedó a mitad de camino, sentía algo en el estómago, el último vino mezclado con la ingratitud de su ex-amante la noche le podian haber sentado mal, pero no era eso, el desamor de la noche le afecta más a su entrepierna.

Intento volver a continuar con el movimiento, alcanzar la otra mitad y acercarse el cigarro a la boca, pero la sensación del estómago se había desplazado a su garganta, y trepaba en forma de lágrimas a sus ojos: esa calle era ya su calle.

martes, 1 de marzo de 2011

Cinco minutos o 300 segundos.

Eva mira el despertador, las seis y cuarenta, quedan cinco minutos para que se levante. ¿Sólo cinco minutos?.

Pedro nervioso juega con su móvil, las tres y diez, ella dijo que llegaría a las tres y cuarto. Es curioso, tres años de espera y estos últimos cinco minutos se han quedados anclado en el tiempo. ¿Aún cinco minutos?.

Lara no quiere mirar la pantalla, está exhausta, las piernas que eran ágiles hace unos minutos, se han ralentizado, la izquierda se adelanta, la cinta se mueve, la derecha torpemente avanza, es un movimiento arítmicos. Lara mira de reojo a lo números que se mueven tan lentamente para ella para indicarle la distancia y el tiempo, ¿todavía cinco minutos?.

Presente

-¿Te quedas?
-No lo sé, no tengo billete de vuelta, pero tampoco lo he pensado.
-¿Por qué te ibas a ir?
-Aún tengo que encontrar la respuesta de porqué me quedaría.
-¿Por qué lo harías?
-Por muchas cosas, supongo. No lo sé, a veces no quiero pensar.
-Pero, ¿te quieres quedar?
-Ahora creo que sí, luego no lo sé. Pero me preguntas ahora, entonces es sí.


-¿Ya es luego?
-No, todavía no. Aún me quiero quedar.