"Para hablar", siempre me ha parecido una combinación de palabras siniestra, no sabes que se esconde detrás de ellas:
- Juan, ¿podemos quedar "para hablar"? Besos. Mensaje de texto enviado por Luisa.
Juan se pasó los siguientes dos días pensando que quería decirle Luisa, ¿por qué no lo había llamado por teléfono?. Estaba claro, lo iba a dejar. Pero le ponía besos en el mensaje de texto. Si quisiera dejarle, no le pondría besos. ¿Qué he hecho mal?. Ah, pues si me dice que me va a dejar, voy a decirle que soy yo el que no quiero continuar.
- Señor Antúnez puede pasarme a mi despacho "para hablar".
Don Enrique jamás me llama por teléfono, siempre se pasa por mi mesa cuando quiere comentarme algún tema relativo a mis informes o sobre la valoración de mi rendimiento. ¿Qué voy a hacer yo ahora?. Tres hijos, dos en la universidad, Ámparo en el paro, y yo ahora me voy a la calle también.
Pobre Juan, pensando que Luisa no va a querer nada más con él. Y Antúnez, convencido de su inmediato despido. La culpa del penar de Juan y Antúnez es de esas dos palabras en forma de preposición y verbo, que se alían para conferir un conjunto destructivo de mentes.
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Juan llegó antes a la Cafetería el Cuco, estaba nervioso, no controlaba la situación, aunque estaba convencido de que el fin de esa relación que empezó con Luisa en un bar, unos meses antes, estaba a punto de acabar. Luisa, llegó puntual, como siempre, se pidió su cortado largo de café, besó a Juan y se sentó en frente de él:
-Cariño, perdona por no poder haber quedado contigo en estos días, pero he tenido mucho trabajo y además quería asegurarme de lo que te voy a decir ahora. Ya está totalmente decidido....Mi padre tiene un puesto de trabajo para tu madre. Juan, ¿por qué pones esa cara?.
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- Señor Antúnez, pase y siéntese. ¿Quiere un café?.
- No, gracias. Dígame.
- Si no recuerdo mal, su mujer estaba en paro.
- Sí. Desde hace cuatro meses y eso se complica conque dos de mis hijos han comenzado ya la Universidad.
- Es cierto. Juan, su hijo mayor, el amigo de mi hija Luisa está estudiando Ciencias Químicas. Pues le he llamado a venir a mi despacho por cuestiones de discrepción. Me gustaría contratar a su mujer para el puesto que ha quedado libre en el Departamento de Finanzas. Antúnez, ¿por qué pones esa cara?
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"Para hablar", siempre me ha parecido una combinación de palabras siniestra, no sabes que se esconde detrás de ellas.