lunes, 28 de febrero de 2011

Descubrí que mi padre verdadero era mi tío

Un día en el Taller de Escritura, escribimos un secreto (inventado, real, exagerado....) de nosotros, cada uno dejó ese secreto, esa parte de sí en una caja en el fondo, cómo se dejan los secretos. Pero estos secretos eran diferentes, no iban a morir en el fondo de la caja. Cada uno cogimos uno de nuestros secretos (el mío, el suyo, el de ella....), lo leímos en alto y escribimos una historia corta de él. Un secreto nobelado, ¿sigue siendo un secreto?, ¿cambia de dimensión?.

Secreto-> Descubrí que mi padre verdadero era mi tío
(texto sin correcciones del ejercicio)


Siguiendo con los guisantes, “positivo” (rasgo no dominante) necesita “positivos” en la sangre de los progenitores. Madre “negativa”, padre “negativo”, hija extrañada.

Este es el resumen que me repití durante veinte años para convencerme que la ciencia no fallaba, que mi sangre era “A positiva”, que mi madre sí que estuvo embarazada de mí (unos puntos de cesarea y fotos de elal conmigo y mi sangre dentro lo aseguraban).

Después de estos veinte años, lo tengo claro, la culpa fue de ella. No de mi madre, si no de María José Navarro (oriunda de Navarra, haciendo honor a su apellido), profesora de Naturales, con un extremo apasionamiento por la genética y una destreza única para apasionar a sus pupilos. Recuerdo su cara, cuando traje el ejercicio hecho de casa, no cuadraba: madre “A negativa”, padre “A positivo”, hija “A positiva”. “¿Estás segura?”, inocentemente pregutanaba ella. Me temblaba la voz, creo que dice que sí, o asentí, no recuerdo, sólo tenía en mente: madre “A negativa”, padre “A positivo”, hija “A positiva”.

Saqué sobresaliente en Naturales, nunca enseñe el ejercido en casa, eso sí...sólo sé que nunca pongo guisantes en la paella.

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