miércoles, 28 de diciembre de 2011

Dos mil once

Los últimos minutos se escapan de este año, aún los vivo intensamente porque no quiero que se pierda ni un segundo en la vida.

Miro hacia atrás y veo muchas cosas ocurridas, sitios recorridos, lágrimas, risas, gente, noches de pasión, viajes....

Los pies me han llevado a Galicia. Conocí Lugo y disfruté de su muralla, tapas y de su cuerpo. Me perdí por las calles de A Coruña, miré el mar, y quise quedarme allí, sin más, acabando mi café mientras el mar se movía dócilmente enfrente de mi. Y llegué a Santiago de Compostela, no en busca del jubileo, si no de una buena amiga, que me esperaba allí, para hacer de un fin de semana normal, algo especial. Y ambas llegamos al fin del mundo, Finisterre nos abrazó y el viento nos llevó a Touriñan, donde pensamos que podíamos volar sin límites.
Pero mis pies han seguido caminando y del Norte se fueron al Sur, a Granada. Para perderme sin querer hacerlo por sus calles, reencontrarme con viejos amigos, con gente del pasado y disfrutar de conversaciones con gente que descubres, a veces, un poco por los caminos que te unen.

Y seguí revoleteando, y volví a Eindhoven, la ciudad en la que fui tan feliz, hace ocho años de mi vida. Y la recorrí, y vi que yo no era la misma, ni ella, que ya no nos unía el presente, sólo el pasado, y que nunca me volvería a enamorar de ella, aunque lo estuve. Me faltaba la gente que nos acogió y nos vio reir y llorar. Quisé seguir visitando amantes, y por eso me fui a Bruselas, otro amor de mi vida, de hace diez años. Allí besé, lloré y me sentí perdida, nos reconocíamos, pero de nuevo no había pasión entre nosotras nunca más. Creo, que porque es el momento de seguir en busca de otras ciudades que me llenen, y la mirada al pasado, a veces, no tiene sentido.

Y he viajado, lo he dicho, y he llorado y reído también. Y he encontrado a gente, algunas de ellas antes no formaban parte de mi vida: bien en un taller de escritura donde nos escribimos notas, nos cruzamos miradas y luego nos abrazamos; bien en una calle del barrio de Wonderland donde habito ahora, esperando en un coche a que llegará, bien en las conversaciones que me han hecho querer más a la gente que me rodea.

Pues sí, se escaparán los últimos minutos del dos mil once, pero se que un dos mil doce queda por delante, donde mis pies no se cansarán de andar y donde no me cansaré de querer, de quereros.

FELIZ 2012

¿Son palabras?

La primera palabra hizo que se estremeciera, ella quería entrar en un juego diferente, en un placer sensorial a través de las palabras, de la imaginación.

Dos personas en la distancia, acariciándose en la cercanía.

Solo valían las letras formando un complejo sinfin de caricias. Cada palabra le iba tocando una parte diferente de su cuerpo. Algunas iban a su cuello, se quedaban en él, bajaban hacia su pecho para quedarse perdidas en él. Otras, pasaban rozando su piel, lentamente para que se estremeciera y los segundos le parecieran minutos sin que llegara las nuevas palabras, los nuevos besos, que se enredaban entre las frases, surgían de ellas, y llegaban a su cuerpo que vibraba para acortar la distancia que les seperaba, para sentir que el tiempo estaba parado; besos que viajaban desde lejos, pero sabian su destino preciso, ella.

Dos personas en la distancia, acariciándose en la cercanía.



La continuación

Tenía noseque años, mirada compleja y expresión segura, que escondía un bucle sinfin de pensamientos dispareces y mucha necesidad de ser amada.

La vi en un bar, acodada en la barra, con su cerveza a medias y un licor de tequila para acompañar al lado. Me fijé, creo que fue hipnótico, sus ojos buscaban un rato compartido a medias, y me acercaron. Y ahí me tuvieron pasando horas, días, meses....alternos como los números impares y pares, discontinuos como la vida misma, que para, se ralentiza, arranca, intensos como el cielo en los días cercanos al solsticio, desganados como cuando las palabras ya no llenan.

Ahora estamos en los días intensos impares de solisticio, pero sabiendo que van acabar pronto, que llegará la continuidad en la que ya no la vea, la vida parece que ha decidio que sea pronto, antes de lo previsto.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Lentejas para cenar

Las lentejas se estaban quedando frías, el remanente del fuego ya no calentaba la cazuela, el calor estaba ahora en la habitación donde estaban ellos.

Luisa se había levantado a apagar el fuego, cuando se dio cuenta que el que había en sus cuerpos podía alimentarles. Caricias sin fin, besos, abrazos, saliva compartida, movimientos acompasados, palabras dichas en forma de susurro, confidencias, cuentos no contados...estaban aderezando ese plato, que les estaba llenando, que su sabor y su olor les hacía repetir, lo comían lentamente disfrutando plenamente, como si fuera el mejor manjar y el único que tenían. El mundo fuera se había parado.

Dos cuerpos alimentándose de los sentimientos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Memoriada forzada

Primero comenzaron trayéndome a ellos a ellas, en forma de nombres que aprender. Decían que eran sus novios, sus parejas, sus amigas especiales. Pero sabía, que no se iba a quedar aquí; amantes comenzaron a aparecer en escena, con la forma de ser nombrado por sus padres, con los apodos dados por ellos y ellas (mis amigos y amigas), con la relación caótica de mi cabeza de como recordarlos. El avance era letal, lo sabía, venía hacia mí, y sí....la evolución llego, y aparecieron hijos, hijas, seres que no recuerdo si pertenecen al género femenino o masculino, con nombres empezando por pe, ele, ache, i, eme, ese....algunos de ellos incluso compuestos, otros impronunciables. Y todos peleándose por estar en un trozo de mi cerebro, y sobre todo en un orden organizado: hijo de zutano es mengano, su amante es pelana y su novia es lalana. Que no es lo mismo que decir hijo de zutano es pelana, su amante es lalana y su novia es mengano.