Ella tenía que decírselo, los segundos a su lado eran eternos, cuando antes habían sido efímeros, no sabía si estaba haciendo bien, siempre había pensando que estar junto a él era lo mejor para Ricardo y Sandra, verlos crecer juntos y compartir cada cena y lucha de duchas cada noche.
Pero el otro día, cuando andaban por el monte, el olor del invierno le hizo sentir que estaba siendo infiel a ella misma, y fue cuando un vacío se le quedo clavado en el estómago y se consiguió decir a si misma, por primera vez, que no lo quería más.
Quería volver a ser fiel, fiel a lo más esencial, a ella....
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