domingo, 29 de mayo de 2011

El olor de la vainilla

No me apasiona la vainilla y no suelo comer natillas.

Esta semana he bebido batido de vainilla y he comido natillas. Lo he hecho y me ha gustado, no la vainilla, no las natillas, si no el olor de la vainilla y de las natillas que ha hecho revivir en mi memoria de forma más intensa a una persona que siempre está conmigo, que viaja para verme, que me cuida, que cada día me arropa cuando me voy a dormir, que mi carácter lleva el reflejo de su existencia.

No sé si a ella le gustaba el batido de vainilla y las natillas, no me lo podía decir, dejó de comunicarse con sus palabras, pero se las comía y a veces sonreía al hacerlo.

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