Cuando hago la maleta, siempre me llevo conmigo la ilusión del conocer y la añoranza de dejar.
Nunca se me olvida doblar bien los recuerdos, planchar cuidadosamente mis deseos, empaquetar la inocencia de lo desconocido, añadir las ganas de descubrir, embalar sólo el presente y plegar la decisión.
¡Ah! También añado siempre una pelota a esa maleta llena de mí.
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