jueves, 29 de septiembre de 2011

El bar de los sueños

La rutina comienza a volver a mi proceso vital, y eso ha hecho que retome el curso de "Taller de Escritura", el que frecuento algún miércoles al mes, siempre cuando me avisa la agenda, sino, no oso yo a pasarme. El taller es un vehículo de desconexión, y de compartirlo con un par de amigos (Pep, que no entiendo porque no se quiere acostar conmigo y Bad, que entiendo porque no se quiere acostar conmigo) que surgieron detrás de las letras y los folios de las horas compartidas allí el curso pasado.

Ayer el tema principal era el cuento fantástico. Después de leer algunos de ellos, y de olvidarse otros que me parecen memorables, como los que provienen de la única pluma inigualable que usaba Jorge Luis Borges, nos pusimos a coser un cuento fantástico. Aquí os dejo el mío, sin modificación post-taller, tremendablemente mejorable, corregible e incluso no-publicable en Wonderland....

EL BAR DE LOS SUEÑOS

"-Luego nos vemos, ¿no?
-Sí, claro. Te espero.
Dicho esto, colgaron ambos el teléfono.

Juan fue al baño, se lavó los dientes, se echo perfume, quería estar sensual para ella, y se fue a su habitación,  Se aseguró que tenía un vaso de agua en la mesilla, siempre volvía sediento y se tumbó a esperarla.Eran casi las doce de la noche, el encuentro se acercaba.

Unos cuantos kilómetros más lejos. Luisa se había pintado los ojos de un tone verde azulado, era el color que más le pegaba con el pijama de cuadros que se compró ayer para la cita de hoy. También pensó en ponerse unas gafas a juego, sabía que a Juan le encantaba ese detalle, pero no sabía a donde irían esa noche, y podrían molestarle. Terminó de ponerse el carmín en los labios y se fue a su cuarto. Se fijó en el reloj parpadeante de la mesilla que le indicaba las veintitrés horas y cuarenta y ocho minutos, y se acostó. En un rato se encontraría con Juan. Esta vez iría ella a buscarlo.

Juan se durmió en seguida, no quería no estar preparado cuando llegara Luisa. A los pocos minutos Luisa apareció.

-¡No has tardado nada!-le dijo Juan mientras la besaba y acariciaba su cara.
-Es muy fácil saber dónde están tus sueños.

Estaban igual que en la cita de ayer, y en la de antes de ayer, y en la de cada noche desde hace un año. Desde que quedaban en el bar de los sueños. Allí pasaban unas horas, amándose en secreto, cenando después de haber cenado, disfrutando de una botella de vino sin resaca, haciendo el amor y sintiendo sus cuerpos calientes y húmedos. Incluso a veces, haciendo planes de futuro juntos, sueños dentro del bar de los sueños.
Un día tenemos que quedar fuera de aquí, siempre se decían. Pero sabían que no lo iban a hacer, tenían miedo a no quererse fuera de ese bar, de entrar en la rutina que conocían de sus vidas despiertas, sin sombras de ojos verdes azulados y perfumes sensuales.

Siempre se despedían con un "quizá nos vemos....", sabían que el amante insomnio podía ponerle los cuernos en cualquier momento"





2 comentarios:

  1. Me ha gustado, pero hecho en falta algún ser etereo, no sé, o una bicicleta empujada por cuatro ruedines invisibles

    Pd. Cuándo nos dejarán leer a nosotras!?!?! jajaja

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  2. No quiero leer...quiero que me lean otros, vamos...los míos. U otros, que sean críticos, de los que me gustan

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