sábado, 15 de octubre de 2011

Mi compañera amante

La Soledad es ese ser peligroso, que sin quererlo, comenzó a vivir conmigo por unos días,  alargó su estancia unas semanas y cuando me dí cuenta se convirtió en mi compañera oficial de piso. 

Luego todo surgió sucesivamente; al principio, nos acostábamos algunas noches, aquellas en las que mi día me había golpeado y la necesitaba. Posteriormente, nuestros encuentros sexuales fueron más habituales, adoraba como me comprendía, su forma de desordenarme el pelo y de acariciarme acostada en su regazo, huyendo del mundo exterior: ya no existía o no me importaba.  

Actualmente, no puedo vivir sin ella, aunque "Sole" sabe que no le soy fiel, a veces necesito escaparme un poco de su rutina, buscar otras manos que reconozcan mi cuerpo, labios diferentes que me besen, palabras con otro acento que se me susurren....Ella me deja, sabe que es a la única que amo, y siempre vuelvo a su lado. 

Quiero cambiar esta situación, me gustaría ser yo quien llevara las riendas de nuestra relación, quien pudiera irme, amar fuera, y no tener que volver deseando tenerla. 


Simplemente, estar de vuelta en casa y verla como una compañera, que me da sólo cariño.

3 comentarios:

  1. Volvemos siempre al eterno equilibrio que dicen y cuenta que es la clave de las claves de mierda! La soledad es perfecta. Y necesaria, y tan ricaaa! Ay omá. Deja de ser eso cuando te vence, como tan bien cuentas.
    De la otra, de la impuesta, de la que no quieres, de la que huyes... ni hablamos, que esa ya pasó de largo hace mucho tiempo!

    ResponderEliminar
  2. Yo a la Sole le tengo cariño, y a veces la necesito, pero ya sabes que es como cualquier amante, que te puede tener entre sus garras y ser su títere, simplemente...porque te da un polvo cuando lo necesitas. Dicho esto....a ser promiscua a la Sole!

    ResponderEliminar
  3. Ser algo promiscua en ciertas etapas es lo mejor que se puede hacer!! A disfrutar de la vida, y "la Sole" que aparezca sólo cuando se necesite...

    ResponderEliminar