domingo, 24 de julio de 2011

Otherland

Otherland está situado al Norte, decir Norte es muy genérico, es lo opuesto al Sur, y lo que la estrella polar nos indica su dirección en estos momentos.... pues sí allí está Otherland, al Norte.

Yo andaba entre siesta, sueños, comidas plácidas en el vientre de mi madre y ya visitaba Otherland, entonces yo no sabía que estaba al Norte, ni que era el Norte, claro. Luego nací, crecí y seguía yendo a Otherland. Me tiraba por sus calles empinadas con una vieja Motoreta roja, corría de vuelta con los pelos enredados y con rasguños de guerra de niño que había saboreado el arma que es el suelo de asfalto. Jugaba al escondite por todo Otherland con niños Otherlandeños que estaban allí, como yo, en el Norte.

Y fui creciendo más, lo que tiene la suma continua y sucesiva de los años. Y la Motoreta roja se quedó olvidada en la cuadra de la casa de Otherland, y comenzaron los vasos de plásticos en los que meter cerveza. Las calles seguían siendo empinadas, y las subía de nuevo, a veces, con los pelos enredados. Cuando había un callejón que me abrazaba en compañía en las tardes y noches de verano.

Motoreta roja, callejones, vaso de plástico con cerveza....días y noches, charlas eternas con pipas que pelar en dos golpes sonoros (rotura frotal..... cras, y arrastre.....cris). Siempre gente en todo ello, la gente de siempre, los Otherlandeños que jugaban al escondite conmigo, los que me abrazaban allá donde no llegaba la luz de la farola, los que sentados en una escalera de dos peldaños comíamos pipas y hablamos de sueños, o de nada.

Todos hemos crecido, pero yo sigo subiendo las cuestas con mi Motoreta en la mente. Todos hemos crecido, pero todos seguimos bebiendo en vaso de plástico las cervezas, incluso las pipas siguen acompañando, tanto como la complicidad de siempre, la de toda la vida.

Yo vuelvo a Otherland, al Norte, una vez al año, y ahí está "los todos", los que nos queremos porque hemos comido muchas pipas juntos, porque hemos tirado muchos vasos de plástico al suelo, porque hemos crecido por las cuestas, porque somos nosotros y no hay nada más.

Es curioso, se que muchos de ellos, no saben en que trabajo, e incluso no sabrían nombrar el barrio de Wonderland donde yo vivo ahora. Pero no sé, me siento querida por ellos, son ellos...y no hay nada más.

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