miércoles, 13 de abril de 2011

"Nies"

La vida es curiosa.

Giremos la cabeza ocho años atrás y a unos momentos compartidos con una persona, nada más.

No sabía como se llamaba su marido, ni cuántos hermanos tenía, ni siquiera su edad, ni en que trabajaba realmente, ni si era de izquierdas, ni si le gustaba el arroz con leche, ni si ponía vinagre a la ensalada, ni si algún día la volvería a ver. Sólo sabía que le gustaba el café sólo y a las 11am, cuando me lo tomaba con ella.

El tiempo pasó, el silencio entre nosotras, no había mucho que decir, los momentos no fueron cómplices suficientes, había muchos "nies" que desconocía, bueno,  que desconocíamos (desde que no me peino soy reservada para mi vida). Pero la vida es un continuo movimiento (tú que me lees, llegado por azar, por desgracia o por intención, te has movido sintóticamente o asintóticamente conmigo,  por eso estás ahora delante de este texto absurdo) y a veces es por eso que nos cruzamos (cruzar según la RAE: Pasar por un punto o camino en dirección opuesta). Y así fue, estando en caminos opuestos, coincidimos en un punto virtual y lo prolongamos en el tiempo. Y los "nies" ya eran menos "nies" y los momentos eran más cómplices.

Hace dos días, tome un café con ella (sin azúcar, le sigue gustando así), conocí a su marido Paul, a sus hijos David y Kim, el paso de los años nos había sacado alguna arruga y unas canas (ella un poco más, la diferencia de 7 años entre nosotras). Me resultó curioso que tuviera alergia a la leche y a los ácidos, que hubiera cambiado tanto de trabajo hasta llegar a uno que le estaba apasionando, que sus tres hermanos estuvieran en diferentes países viviendo y que nunca hubiera votado, y sobretodo el volver a verla.

Sí, la vida es curiosa.

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