Ella venía deambulando, eran las cuatro de la mañana, una noche más que pasaría al grupo de las "noches más". Hacía tiempo que no se dejaba perder en la noche, o ¿era la noche la que no quería caminar a su lado?. Paró para encenderse un cigarro antes llegar a su casa, el cigarro de los cinco minutos, por un momento rompió el ritmico caminar, tomó la primera calada y miro a su alrededor....el bar de Juan, el quiosco de Don Antonio, la tienda de bicicletas, el banco donde besó a Alfredo.
Se acercó el cigarro para echar su segunda calada, pero su brazo se quedó a mitad de camino, sentía algo en el estómago, el último vino mezclado con la ingratitud de su ex-amante la noche le podian haber sentado mal, pero no era eso, el desamor de la noche le afecta más a su entrepierna.
Intento volver a continuar con el movimiento, alcanzar la otra mitad y acercarse el cigarro a la boca, pero la sensación del estómago se había desplazado a su garganta, y trepaba en forma de lágrimas a sus ojos: esa calle era ya su calle.
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