lunes, 21 de marzo de 2011

La excursión

Cogió veinte euros, un paquete de chicles de menta, las manos en los bolsillos y la tristeza como compañera de viaje. Se compró un billete de tren con destino a Maidanda, se metió un chicle a la boca, recogió los cuatro euros y veinte centavos que correspondían a las vueltas y dejó las manos en los bolsillos.

Tres horas más tardes, había llegado a Maidanda. Sacó la mano del bolsillo y tiró el chicle que había tenido en la boca jugando en el trayecto. A la vuelta al bolsillo, se topó con los cuatro euros y veinte centavos, miró alrededor, sabía lo que iba a encontrar....nada. Maidanda era un pueblo fantasma, abandonado y errático. Y la miró a ella cara a cara.

-Mira, te dejo cuatro euros y veinte centavos, por si necesitas coger un tren. También toma el paquete de chicles, sólo he comido uno, la espera puede ser aburrida, a veces. Por cierto, no sé si te has dado cuenta, pero no quiero que vuelvas.

Se metió las manos en los bolsillos y se marchó, dejando los cuatro euros y veinte centavos y los chicles  en la mano de la tristeza. Esta no podía meterse las manos en los bolsillo.

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